En la lluviosa Manizales a 2160 msnm y en una de las capitales del Eje Cafetero, las organizaciones sociales siguen activas, y aún más, después de las consecuencias de la sindemia. Procesos como Fuego Popular, Comunativa Huertas Urbanas, Marcha Carnaval Kumanday, Huerta Nâksy entre otras, están presentes y firmes en la construcción colectiva de estilos de vida en contacto con la tierra, el cultivo y el cuidado de alimentos orgánicos y propios, el compartir, construir y aprender en red, donde nadie sobra y todxs terminan por reconocerse como agrodescendientes.
El proceso de Huerta Nâksy, vocablo Quimbaya que quiere decir fluidez, colmena y trabajo grupal, hace parte de la Red de Soberanía y Autonomía Alimentaria y lo Ambiental. Es un espacio y experiencia de convergencia dentro de los límites de la ciudad, en donde el sembrado y el cuidado han sido el pretexto y la razón de diálogos intergeneracionales, vecinales, intermunicipales e internacionales en un proceso que lleva un año justo.

Santiago Castrillón Morales integrante de Huerta Nâksy y de la Red de Soberanía y Autonomía Alimentaria y lo Ambiental comenta que «No es una intención aislada, no es un proceso individual, sino que acá venimos organizándonos y juntándonos en una intención compartida, que es en pro de la custodia, la defensa y la salvaguarda del agua, la vida y el territorio»
La huerta tiene una extensión reducida y una inclinación digna de la ciudad las calles pendientes, allí se llevan a cabo procesos de aprendizajes agroecológicos, de compostaje y aprovechamiento de los residuos y además, de decisión colectiva. Ricardo Martínez participante de Huerta Nâksy y de la Red de Soberanía y Autonomía Alimentaria y lo Ambiental hace énfasis en que «buscamos generar espacios democráticos y pedagógicos alrededor del cuidado de la tierra y la democratización de la misma y los espacios urbanos, para la creación de encuentros políticos que nos permitan generar otro plan de vida diferente, para vivir en condiciones más dignas»


El buen vivir o el vivir sabroso se transmuta de palabras a actos con la siembra de maíz, cilantro, lechuga crespa, pepino, tomate, pepino para rellenar, aguacate, uchuvas, kale o berza risada, reconociendo que la naturaleza, que los procesos, que las construcciones colectivas e individuales toman tiempo, alejadas de la vertiginosidad artificial de los procesos humanos sometidos al capricho del mercado y sistema de producción actual. Juanita Sánchez estudiante de Trabajo Social de la Universidad de Caldas y practicante interviniente en Huerta Nâksy comparte que «la huerta y la comunidad nos han dejado muchos saberes, muchos aprendizajes, por ejemplo, porque es importante que cosechemos nuestros propios alimentos. Ellos nos hablan de la dignificación de la vida, de como la huerta les ha cambiado el sentir de la vida porque tienen una autonomía en saber que es lo que se están comiendo y, se sienten más seguros al saber que están alimentando a sus familias con productos que ellos mismos están cultivando»

En el marco del proyecto «Ampliadas las prácticas pedagógicas para la construcción de paz en Colombia con enfoque de derechos y géneros» de la Corporación Derechos para la Paz – Planeta Paz, financiado por la Agencia Extremeña de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aexcid), ejecutado bajo la coordinación de la Liga Española de la Educación y la Cultura Popular y el Instituto de Cooperación Internacional y Desarrollo Municipal (INCIDEM), se concentran experiencias entre redes y diferentes saberes, por ejemplo, se encuentran practicantes, estudiantes y acompañantes que aplican el conocimiento académico en este proceso comunitario, desde Trabajo Social pasando por Desarrollo Familiar, reconociendo la importancia interactiva de Nâksy, hasta la Ingeniería Agronómica, teniendo en cuenta todos los procesos técnicos para el buen sostenimiento de la Huerta.
«Hemos visto un crecimiento de los cultivos como del tejido social, de las personas que se han ido involucrando frente al proceso de huertas urbanas, el compromiso se ha ido afianzando a lo largo de los meses y esto ha sido muy provechoso para desarrollar la empatía» Comenta Camilo González estudiante de Desarrollo Familiar de la Universidad de Caldas y practicante interviniente en Huerta Nâksy.

Este espacio de educación popular recibe a todx quien quiera hacer parte de ella, les recibe como esporas que lleva el viento, un proceso de dispersión de propágulos más exactamente anemocoria, esporas itinerantes que siguen con su camino y que cambian después del contacto con la Huerta.
Más esporas itinerantes en próximas entradas.